Respiración Alquímica
Una gran destreza del alquimista, es el arte de transformar el plomo en oro. En estas semanas observé en consulta, como los humanos podemos transformarnos en alquimistas emocionales.
Partiendo del conocimiento de que el plomo sería el metal más denso e “ impuro” y que el oro, por contraparte sería el más sutil, volátil y “puro”. A modo de analogía, podríamos asociar a las emociones que parten de la frecuencia del miedo: ira, enojo, rabia, tristeza como el plomo y las que parten de la frecuencia del amor: alegría, plenitud y bienestar, como oro.
Cabe destacar, que esto no quiero decir que una es mejor que la otra (por el valor simbólico que se asocia al oro) si no que me sirve de ejemplo para poder ver como los seres humanos, podemos crear un proceso alquímico a través de transformar y trascender nuestras emociones, no desechándolas.
Seríamos como una especie de transformadores- transmutadores energéticos. Transformar algo, es reciclar algo, es re-utilizar y si a la vez transmutamos, le otorgamos más vibración, más frecuencia, mayor sutilidad.
En este juego dual en la tercera dimensión, vamos a pasar por momentos de enojo como de éxtasis, por momentos de miedo como de amor. Pero nos han enseñado, a reprimir la angustia, a bloquear el miedo, a que tenemos que correr del enojo y de la tristeza. No nos enseñaron que es parte de la totalidad del juego, que es la manera de como experimentar la polaridad y que es el contrato que elegimos experimentar al decidir estar aquí y ahora.
El costo de reprimir, guardar y archivar esa emoción, no solo genera consecuencias nefastas para nuestra psique, sino que es un motor de proyección toxica hacia los vínculos, cuerpo físico, cotidianidad y colectivo humano.
Te propongo que te permitas sentir esa emoción displacentera, jugando a que es plomo. Tu intención no es quitarte el plomo de encima, tu intención tiene que ser producir alquimia con esa sensación displacentera, fuera la que fuera, y que te permitas respirarla. Como si dentro de tu ser, exista un caldero y un mechero. Ponete cómodo, desconéctate de las distracciones que tu cuerpo mental (defensivamente) quiera hacer y date el permiso para RESPIRAR esa emoción, sin juicio, sin mente, sin voces rumiantes en tu ser, solo sentíla. Inhala bronca, ira, enojo, angustia y exhala bronca, ira, enojo, angustia.
Las emociones, son energía en movimiento, de ahí su nombre: e-motion. El cuerpo emocional no existe solo para poder sufrir o disfrutar, esta para que podamos reconocernos. Existe para que logremos saber quién somos, hacia donde vamos y para que vamos. Sin emociones, no existe ni el propósito ni nada que te impulse, que te permita existir y ser. Por lo tanto, como es un energía podes permitirte transformarla y trascenderla, que a diferencia de bloquearla y reprimirla, solo estarías postergando tu transformación y la solidificación interna en tu psique. A su vez, en este proceso, siempre nos llega la información de porque se encuentra ahí, cual es el aprendizaje, que herida esta sin resolver, que lugar oculto de mi ser esquivé por miedo al dolor.
Siguiendo el juego alquímico, la respiración sería como el elemento fuego. Una respiración consciente, activa y atenta, te permite aumentar la temperatura, y simbólicamente acelerar las partículas del metal, darle sutilidad, transformándola en una emoción con una frecuencia vibratoria mayor, lo que te produce un estado de mayor armonía. La respiración te permite acceder a los laberintos más revoltosos de tu mente, te permite integrar los cuerpos inferiores (físico, mental y emocional) con el álmico, y sirve de puente entre los planos más densos y los más sutiles.
De esta manera, trascendiendo las emociones más densas, no sólo nos hacemos cargo de las experiencias que vivimos, no las proyectamos hacia el exterior, nos hacemos responsables de sutilizar la masa que nos une como humanidad (inconsciente colectivo) y además aprendemos a conocernos más.
Con amor, Kayola.
